Me quede mirando rodeado de formas que me miraban sin tener ojos, algunos tenían cuencas otros solo las pequeñas formas o siluetas de lo que parecerían ser las pupilas. Aun así no les preste mas de la atención debida. Debió ser que me sumergía embelesado y nervioso. Ya era mas de la hora y sin embargo parecía que éramos pocos los presentes ahí. Había una forma femenina que me capturaba la vista, con el rostro muy blanco y un halo negro que la cubría. Al fondo de los sonidos, una música rockabilly que alguien escuchaba entre los martilleos y los tronidos de la soldadura al hacer contacto con la base eléctrica al fijar un punto. Los olores, todos parecían conocidos sin embargo ahí relucían nuevos. La forma de un hombre de no mas de un metro altura se encontraba sobre una mesa cubierto de algo que yo entendí como fibra de vidrio. “Un Hobbitt” Fue lo que pensé primero, luego mi vista quedó cautivada por un algo que extendía una especie de alas aun sin terminar. O podría decir aun sin empezar, con la estructura de pequeño y delgado alambre que formaba una malla cuadrada dándole volumen a las partes necesarias.
Todos lucen nervios, temerosos de moverse en ese universo. Me siento igual y me odio por ser como los demás, así que me acerco al alto mueble de madera que parece un enorme ropero para leer los papeles ahí pegados a manera de notas. Direcciones sobre tiendas de herramientas. Medidas de elementos. Precios sobre arcillas. Observo y quisiera tocar, si estuviera solo lo haría pero aun sigo guardando a ese niño que se pone las manos detrás cada que entra en un museo y se dedica a observar como si ese ritual me hiciera ver cosas que con otras posturas no podría.
Un profesor, alumnos alrededor, una voz suave contrastada con su apariencia, su cabello y su barba cana, su timbre tímido y su escaso contacto visual con los ojos de los alumnos. Habla como si hubiera querido preparar un discurso pero a la vez deseara improvisar. Nos mira a todos, nos habla tratando de contagiarnos de su pasión, invitándonos, aunque a veces parecía pedirnos permiso. Miro a la gente a mi alrededor tratando de reconocer a mis compañeros, sin ponerles atención pero a la vez observándolos. Nerviosos, todos igual que yo.
El profesor pregunta sobre nosotros que hacemos, quienes somos, que queremos lograr de ahí. Entonces escucho algo, una voz pequeña, madura como el rostro de la mujer. Casi no le entiendo, la música del fondo atenúa las voces. Algo sobre un caballo. A la mujer les gustan los caballos, quiere hacer caballos. No, caballos no, ella es una Yegua, dice, así me sentía de joven que era como una yegua que corre desbocada. Aprieto mis labios como si quisiera reír, pero no puedo, por que se lo que se siente ser como un caballo. Su comparación se me hace personal e intima. ¿Qué diré yo? Uno a uno empieza a describir lo que busca, las pretenciosas ideas sobre lo que ya saben y necesitan dejarlo bien demostrado. Entonces siento la mirada sobre mi. ¿Que quiero yo ahí? Lo más fácil es decir que yo quería pintura pero ya no había cupo y me metí en Escultura. Pero eso no sería bueno, y peor aun, eso no sería sincero. Qué estoy haciendo ahí si estoy rodeado de cosas que me dan ideas y que despiertan como si fuera algo que estaba durmiendo dentro de mi. No quería ser una yegua desbocada hablando de mi intimidad y sin embargo ya lo era.
Dije que buscaba un complemento a lo poco que ya sabía sobre otras cosas, ¿por que? Por que siempre he buscado reflejarme en cada cosa que hago y necesito tener a mi alrededor, desde darle forma a una idea, un sueño o… Entonces sentí mi caballo galopando fuera de mi. Como en cada persona tengo gente que ha muerto y alguna vez pensé en que si hubiera sabido como me hubiera gustado quedarme con un recuerdo. Instantáneamente mis ojos recorren el lugar, sobre uno de los muros se encuentra la forma en yeso de una mascara, un rostro humano no terminado, solo una posible prueba o experimento y que quedó ahí guardada. Mascaras mortuorias dice el profesor. De alguna forma asiento. Y le explico que de haber sabido cómo lo hubiera hecho y son esas cosas que me hicieron pensar en que algún día aprendería sobre escultura y ahora en estos momentos de mi vida estoy ahí parado en medio de una nave llena de herramientas y muestras de los que los alumnos aprenden a hacer sobre la escultura. Me siento desnudo ahí ante todos y entiendo lo que se siente sacar algo intimo y explotarlo sin miedo. El profesor habla de algo, sobre lo personal lo intimo que es el arte lo expresivo que es la escultura. “Es llenar un objeto de energía por que ahí le trabajamos lo que sentimos” Las declaraciones continúan algunas muy superficiales a lo que realmente querían decir y entonces de alguna forma reconocí, como seguramente también reconocieron en la señora de la yegua y en mi a quienes estábamos ahí por algo mas que pasar un rato. Una chica hablo de sexo, habló de mas para mi gusto, por que entendí entre sombras cosas que desnudóy la chicasin darse cuenta y que parecía que nadie mas percato. “La escultura es sensual, es erótica y es sexual” Nuevamente quería reír pero no de burla si no por soltar quizá un sentimiento de afirmación y de que creía que en esas palabras podría haber mucha razón. "Quiero sentir, tocar, cuando veo a una mujer o a un hombre, el cuerpo humanos, su expresión extrema, crearla, tocarla, sentirla” decía la chica. Alguien más había perdido el control de su caballo. Una chica tímida más habló, dijo a simples rasgos que ella quería aprender cerámica, que amaba el olor de la arcilla, el sentir los materiales y que incluso aun sin saber nada ya había logrado obtener su Torno. Sonó tonto, como comprarse un carro sin saber conducir y tenerlo ahí guardado. Pero en sus palabras estaba ese tono de ilusión que la mantenía ahí plantada con esa firme decisión. Una yegua más.
Las ultimas historias eran similares, prácticamente se encargaron de recalcar que dirían lo mismo así que no había más. Entonces manos a la obra. Empecemos a experimentar. A ensuciarnos. La mayoría se fueron a buscar palitos para hacer herramientas que se usarán, yo preferí irme a buscar esos materiales pensando que sería menos tedioso que estar soportando gente nueva conociéndose entre si. ¿Qué obtuve? Cansancio. Picar piedra de arcilla es tedioso pero tiene su gusto brutal y violento, agresivo que me hacía pensar que estaba haciendo algo sin sentido pero que deseaba hacerlo y no me importaba. Algunos otros se arrodillaron y tomaron lo q encontrábamos para moler y picar, destrozamos figuras de arcilla hecha por alguien que ya las había olvidado. Las hice crujir, luego las molieron hasta quedara un fino polvo. Me ensucie los pantalones, las botas y tanto que me había esmerado en arreglarme. No era solo yo, los demás mencionaron lo mismo, y como si nos conociéramos de años empezamos la labor de estar ahí creando ruido y sí. Es divertido crear ruido. Recordé a Nine Inch nails y su música, de haber podido la hubiera grabado. Golpeaba con un pesado mazo de metal el piso que temblaba mientras una placa en el mismo creaba un sonido semejante al de una campanita. Eso era divertido, era crear ruido y hacer algo, era descargar la presión y el estrés, no era estar sentado en silencio dibujando, era hacer caos y ruido sin que a nadie le importe. Luego me dedique a amasar. A ensuciarme. Me impregne de lodo y me embarre las manos hasta que fuimos a lo que íbamos a darle forma.
Es en ese momento en el que mis manos se deslizan entre la humedad y la arcilla comprendí muchas cosas. ¿Dónde estaba esa chica que hablaba sobre sexo y escultura? Cierto, limando palitos para hacer herramientas, y yo que me llevaba el trabajo pesado de picar piedras y molerlas estaba ahí disfrutando de esa deliciosa sensación de mover las manos sobre la masilla dándole forma a un zombie que me resultaba complejo y difícilmente nuevo pero que me fascinaba experimentar, creándolo, dándole forma. De verdad es sensual por que no solo lo imaginas y solo lo dibujas o lo pintas, lo tocas, lo acaricias, le buscas la textura que necesitas sentir.
Cuando me doy cuenta la diversión se acaba. Estoy a la mitad de todo cuando nos vamos. Que empecemos a levantar nuestras cosas, que mañana continuamos. Que hasta ahí por hoy. Tomo mi forma humana en mis manos, tanto trabajo que me costaba pero ni siquiera me importó destruirla por que al fin es solo el principio ¿no? Ya habrá mejores oportunidades y esto solo esta empezando a rodar. Mi caballo esta empezando a trotar.
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